El Albergue de Refugiados, que se localizaba en la calle Siatistis número 12, esquina con calle Filippou, había sido por varios años el único lugar de hospedaje para refugiados de la ciudad de Tesalónica, proveyendo alojamiento a catorce familias (unas setenta personas). En enero de 2010, el albergue fue cerrado por la ONG que lo gestionaba debido a dificultades económicas (según declaraciones de la propia ONG). En ese momento, la Iniciativa Anti-racista de Tesalónica, con el apoyo de otros colectivos y grupos interesados –como sindicatos, asociaciones, movimientos vecinales o partidos políticos de la izquierda–, así como con la participación activa y el apoyo de cientos de personas, organizaron un frente común con el objetivo de evitar el cierre del Albergue de Refugiados. Nuestro objetivo inicial era mantener el Albergue abierto y operativo, por los medios que fuera necesario, hasta que una entidad pública pudiera hacerse cargo de la financiación y el funcionamiento del servicio, pues creíamos –y aún creemos– que se trata de una responsabilidad del estado.

A pesar de las dificultades que este nuevo proyecto nos suponía, el Albergue de Refugiados funcionó de manera excelente, gestionado por la asamblea común de refugiados y personas solidarias por más de un año. Las necesidades prácticas fueron cubiertas solamente a través de la Iniciativa Anti-racista y la solidaridad de decenas de personas y colectivos que ofrecieron trabajo voluntario, apoyo económico y donaciones en especies. De esta forma, conseguimos cubrir todas las necesidades de los residentes del albergue sin financiación externa, ya que la Iniciativa Anti-racista no acepta, por principio, ningún subsidio económico por sus actividades.

La dificultad más grave a la que nos enfrentamos ocurrió durante el verano de 2010, cuando DEI cortó el suministro de electricidad –la responsabilidad de los costes del servicio hasta entonces correspondían a la ONG que abandonó la gestión del Albergue unos meses antes. A pesar de los esfuerzos conjuntos por restablecer el suministro (legalmente o no, e incluso con el uso de un generador), no fue técnicamente posible. Por otra parte, el Ayuntamiento de Thermi (que es el propietario del edificio), el Ayuntamiento de Tesalónica y otras entidades públicas rechazaron ofrecer cualquier ayuda. Llegados a ese punto, la única forma de mantener el lugar abierto era cargar con los costes de electricidad por nuestra cuenta. Para ello, decidimos colectivamente, consultando a todas las partes involucradas en el proyecto, abrir una nueva cuenta de electricidad a nombre de la organización sin ánimo de lucro “Centro Social de Tesalónica”, que hemos creado para dar cobertura formal a las operaciones del Centro Social – Lugar de Inmigrantes (alquiler del espacio, facturas de servicios, etc.). Era obvio que esta organización sin ánimo de lucro no podía asumir la responsabilidad legal de los costos de los servicios del Albergue de Refugiados, puesto que no tenía ninguna relación legal con el edificio en el que se encuentra el albergue (ninguna forma legal de propiedad, alquiler o cesión). Sin embargo, la nueva conexión resultó exitosa gracias a nuestra acción política colectiva, siempre con el objetivo de mantener el albergue operativo y a los residentes viviendo allí a salvo. Durante ese año de auto-gestión (hasta diciembre de 2010) amortizamos adecuadamente todos los costes –incluida la factura de la luz– mediante el pago de 2.000 € de fianza y 3.864 € de consumo de electricidad.

Sin embargo, debido a que durante ese periodo no conseguimos encontrar una entidad pública relevante que quisiera hacerse cargo del funcionamiento del Albergue de Refugiados de manera regular y permanente, la Iniciativa Anti-racista se vio forzada, a finales de 2010, a salirse del proyecto, puesto que no podía –y no debía– cargar con la responsabilidad de cubrir los costos de funcionamiento de manera indefinida. El Albergue de Refugiados continuó funcionando y hospedando a familias de refugiados hasta noviembre de 2014 cuando, por iniciativa de ciudadanos solidarios, se ofrecieron apoyo económico y apartamentos a las familias que aún permanecían allí. El Albergue de Refugiados permanece desde entonces desalojado y cerrado por la propiedad del edificio.

Durante el periodo desde que la Iniciativa Anti-racista salió del proyecto hasta el cierre final del Albergue de Refugiados, decenas de familias de refugiados fueron alojadas y las veinticuatro conexiones de electricidad registraron un consumo de 80.000 €. Desde Iniciativa Anti-racista éramos conscientes de que dicho importe se nos cargaba a nosotros, pero no podíamos solicitar una desconexión, puesto que el edificio aún albergaba a refugiados y niños. Desde nuestro punto de vista, la única solución hubiera sido el restablecimiento del albergue como responsabilidad de una entidad pública que hubiera, razonablemente, asumido la deuda, algo que evidentemente nunca ocurrió.

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